Paisaje cibaeño, 1959

La pintura retrata un paisaje tropical sereno en la región del Cibao, con palmeras al fondo, un árbol en primer plano, dos chozas en el medio y un flamboyán detrás. Las montañas azules descoloridas son visibles en el fondo lejano, lo que aumenta la profundidad de la pintura.

Paisaje cibaeño, 1959

Las palmas en el fondo son altas y majestuosas, sus hojas se mecen suavemente con la brisa. Las montañas están pintadas en tonos de azul desteñido, creando una sensación de distancia y profundidad. El cielo está pintado en tonos de azul y blanco, con un toque de nubes que agrega textura a la pintura.

En el plano medio se representan dos chozas, con techos de paja, una refleja el sol mientras que la otra disfruta de la sombra. El árbol de flamboyán detrás de las chozas agrega un toque de color a la pintura, con sus hojas de color naranja brillante y rojo que contrastan con los tonos predominantes de azul y verde.

La pintura captura la esencia de un Paisaje cibaeño apacible, con una sensación de tranquilidad y sosiego. Los colores utilizados en la pintura son apagados y tenues, lo que se suma a la atmósfera serena. La composición de la pintura está bien equilibrada, con los diferentes elementos del paisaje que se suman a la profundidad y complejidad de la pintura. En general, la pintura es un hermoso tributo a la belleza natural de El Cibao, con sus palmeras, montañas y árboles extravagantes que se suman al encanto y atractivo de la pintura.

Paisaje cibaeño
C. 1959. Óleo sobre madera, 106 x 160 cms. Colección: Centro Cultural Eduardo León Jimenes.