Hombre fumando, 1960
Con un movimiento de su muñeca, Yoryi comenzó a poner tiza en el papel. Se apartó para examinar su trabajo, estudiando las líneas y curvas del retrato que había comenzado.
Mientras trabajaba, Yoryi observó que sus trazos se volvían más fluidos y confiados a medida que agregaba detalles al rostro del hombre. Recuerda cómo el humo del cigarrillo fluía y se encrespaba, lo que aumentaba la intriga y el misterio del tema.
Yoryi se detuvo para observar su trabajo, asintiendo con satisfacción por el progreso que había logrado. El retrato comenzaba a tomar forma, la personalidad del hombre brillaba en la expresión capturada en el lienzo. La sonrisa astuta y la mirada confiada del hombre habían sido capturadas con perfecto detalle, y el artista supo que había creado algo verdaderamente especial.