Paisaje de Arroyuelo, 1951

En el corazón del campo, había un pequeño arroyo que serpenteaba a través de los campos. El sol ardía en el cielo, la tierra estaba demasiado caliente para pasar mucho tiempo en ella. El cielo era de un azul profundo, con grandes nubes hinchadas que se deslizaban perezosamente por el horizonte.

Arroyuelo
C. 1951. Óleo sobre tela, 66 x 76 cms. Colección: Museo Bellapart.

En el borde del campo había una pequeña choza de tabaco, con su estructura de madera y su techo de heno gastado que ardía al sol.

El arroyo fluía constantemente a través del campo, su agua era cristalina y fresca al tacto. Pequeños peces se escondían entre las sombras de la poca vegetación que crecía a lo largo del arroyo. Los pájaros se escuchaban pero no se veían mientras se refugiaban del calor en los pocos árboles que crecían en este campo.