Majando cafe en el campo

La madera de palma ya estában negra por años de humo en esta concurrida cocina antigua. El pilon ya está desgastados por años de uso, pero se han mantenido cuidadosamente y todavía sirven para su uso. Las mujeres trabajan en armonía, sabiendo cada una su parte en el proceso. El sonido del pilon golpeando resuena por el campo con un rítmico que marca el trabajo.

Majando cafe, obra de Yoryi Morel

Mientras las mujeres majan el café, el aroma de los granos recién tostados llena el aire, un rico aroma terroso que es a la vez reconfortante y vigorizante. El proceso de molida es lento y metódico, pero las mujeres trabajan con una facilidad practicada, sus movimientos son precisos y deliberados.

La cocina está llena de una atmósfera de calidez y comodidad, del tipo que proviene de una época anterior a que las máquinas se hicieran cargo del trabajo de la vida diaria. Las mujeres conversan y ríen mientras trabajan, sus voces llenan la habitación con un zumbido reconfortante.

A medida que los granos de café se muelen hasta convertirlos en un polvo fino, las mujeres preparan un poco en el colador de trapo para un cafecito. Le agregan agua caliente creando un rico y delicioso café lleno de tradición e historia.

A medida que las mujeres vierten el café en tazas y se las ofrecen a su familia, el aroma y el sabor las transportan a otro tiempo y lugar, una era más simple y conectada en la que las cosas se hacían a mano y la vida se movía a un ritmo más lento y deliberado.

Majando cafe en el campo, un cuento inspirado en la pintura de Yoryi Morel "Majando cafe".